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Mireia Mollá, Source: Generalitat Valenciana

El tratamiento de aguas residuales y la detección de COVID tienen algo en común

El tratamiento de aguas residuales y la detección de COVID tienen algo en común

Un convenio entre el Gobierno Valenciano y la Universitat de València se refiere a la aplicación de 2 proyectos relacionados

Mireia Mollá, la consejera de Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana, ha asistido a la presentación de memorias sobre la evolución de dos proyectos fruto de la colaboración entre las autoridades regionales y la Universitat de València. La reunión (27 octubre) fue un seguimiento del acuerdo de colaboración anterior en el marco de dos proyectos distintos pero relacionados. Una se refiere al desarrollo de una metodología de vigilancia en la detección del virus SARS-CoV-2 en aguas residuales urbanas y la otra se refiere al estudio de la aplicación de los principios de la economía circular al diseño de plantas depuradoras.

Dos proyectos que abordan dos de los mayores desafíos contemporáneos

Los proyectos de investigación cuentan este año con una aportación presupuestaria de 50.000 euros del Gobierno de la Comunidad Valenciana.

Si bien las medidas preventivas y restrictivas son importantes, las pruebas a gran escala de poblaciones siguen siendo difíciles, costosas y requieren mucho tiempo, por lo que las autoridades han puesto sus esperanzas y recursos en el desarrollo de instrumentos, tal como las pruebas de aguas residuales, como un método de monitoreo eficaz para la población.

Los investigadores de la universidad toman tres muestras semanales de tres estaciones de tratamiento diferentes, que atienden un área de 1 millón de habitantes. Luego aplican las pruebas de detección por PCR al material genético.

El objetivo es contar con un sistema con indicadores homogéneos que consiga que, a tenor de los indicadores de las aguas residuales, nos diga que en una zona, un municipio o un barrio concreto se están dando más positivos y permita activar un protocolo de actuación elaborado junto a Sanidad”, explicó la concejera Mollá.

Además de convertir las plantas de tratamiento en centros de control sanitario, se señaló la necesidad de la transformación de estas instalaciones para hacer frente a las realidades de la otra gran crisis de nuestro tiempo, la del cambio climático.

Esto es especialmente conmovedor en una región como Valencia, que tiende a ser vulnerable a largos períodos de sequía y luego a casos cada vez más frecuentes de tormentas torrenciales. Para ello, el informe ha hecho hincapié en la necesidad de transformar las depuradoras en una infraestructura que pueda adaptarse a los cambios de flujo de agua y otras previsiones climáticas y demográficas.

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