A project in Navarre will study loneliness among the elderly

Este es un problema incluso en las residencias donde en realidad no están solos

La soledad es una de las cosas más difíciles del proceso de envejecer. No todos los ancianos tienen la oportunidad de pasar sus años de jubilación rodeados de familiares y amigos. Para muchos, la realidad es tener que vivir solos en casa, incluso si reciben atención médica ocasional o viven en residencias especializadas para ancianos.

Resulta que incluso vivir en residencias no siempre resuelve la sensación de soledad. Para ello, el Gobierno de Navarra ha decidido financiar un proyecto de investigación, que estudiará los beneficios de reducir la soledad con la ayuda de una atención y cuidados personalizados. El Departamento de Derechos Sociales de Navarra colaborará con Lares (asociación de centros residenciales) y Familiados (empresa de atención domiciliaria a personas mayores).

Con la llegada del COVID-19 el proyecto cobró una urgencia aún mayor

El nombre de la iniciativa “Proyecto Soledad” lo dice todo de alguna manera: aborda la carga de estar solo y brinda bienestar mental y comodidad a los residentes mayores. Los objetivos a medio y largo plazo son establecer programas específicos en las residencias de ancianos y de ancianos de la región norte de España, que alivien la soledad inherente que sienten muchos residentes.

“Vivir en comunidad no es sinónimo de no sentir soledad. Muchos residentes tienen carencias familiares, no tienen amigos dentro de la residencia, lo que les genera sensación de soledad”, ha dicho Beatriz Lacabe, secretaria técnica de la Asociación Lares Navarra.

La primera etapa de la iniciativa ya se había llevado a cabo en la residencia San Manuel y San Severino de Tafalla y el estudio se seguirá desarrollando en otros centros en los que participan 18 residentes. La mitad de ellos recibirán acompañamiento de trabajadores sociales profesionales y la otra mitad no con el propósito de tener un grupo de control para comparar.

“Partiendo del conocimiento mutuo entre el acompañante y el residente y de sus preferencias, se establecen las actividades que se desarrollarán durante los tres meses que dura el proyecto”, ha explicado Nuria Carcavilla, psicóloga y colaboradora del proyecto. Luego ha agregado que las actividades en cuestión pueden abarcar "desde la comunicación y el contacto social hasta las emociones y la interacción social".

Al final, se empleará un cuestionario para medir la escala de soledad y el progreso en términos de habilidades cognitivas, sensoriales y sociales entre los participantes.